El control de iluminación ha sido durante mucho tiempo la esencia de la domótica, hasta el punto de que ambos términos, en el pasado, llegaban a confundirse. Hablar de domótica –en un principio- era hablar de luces que se autorregulaban. Y esto es así porque la iluminación de un hogar es, sin duda, el joker de la baraja de la tecnología en viviendas. La iluminación es capaz de cambiar las percepciones y modificar la imagen de un hogar para crear una categoría nueva. La iluminación marca estados de ánimo y ayuda a crear ambientes.
Para crear esos ambientes, podemos modificar la intensidad de la iluminación, controlar remotamente su encendido-apagado, conseguir la cantidad de luz artificial justa, en función de la
presencia y de la medida de la luz natural que tiene la habitación en cada momento o incluso definir un color para cada ocasión, si así se requiere.
El control de iluminación nos permite tener un retorno evidente ya que la gestión del apagado en ausencia de personas que ya no ocupan una estancia es eficiencia enérgetica. Y además, el control a través de pulsadores, pantallas táctiles, mandos a distancia, teléfono móvil, tablets, etc., conlleva confort. Ayuda a la estética eliminando de nuestras paredes mecanismos redundantes y molestos.
La iluminación es la esencia del confort que buscamos, como siempre, con el objetivo de hacer la vida más fácil y placentera a las personas. Por eso no se puede dejar en manos de cualquiera.
El control de iluminación ha sido durante mucho tiempo la esencia de la domótica, hasta el punto de que ambos términos, en el pasado, llegaban a confundirse. Hablar de domótica –en un principio- era hablar de luces que se autorregulaban. Y esto es así porque la iluminación de un hogar es, sin duda, el joker de la baraja de la tecnología en viviendas. La iluminación es capaz de cambiar las percepciones y modificar la imagen de un hogar para crear una categoría nueva. La iluminación marca estados de ánimo y ayuda a crear ambientes.
Para crear esos ambientes, podemos modificar la intensidad de la iluminación, controlar remotamente su encendido-apagado, conseguir la cantidad de luz artificial justa, en función de la
presencia y de la medida de la luz natural que tiene la habitación en cada momento o incluso definir un color para cada ocasión, si así se requiere.
El control de iluminación nos permite tener un retorno evidente ya que la gestión del apagado en ausencia de personas que ya no ocupan una estancia es eficiencia enérgetica. Y además, el control a través de pulsadores, pantallas táctiles, mandos a distancia, teléfono móvil, tablets, etc., conlleva confort. Ayuda a la estética eliminando de nuestras paredes mecanismos redundantes y molestos.
La iluminación es la esencia del confort que buscamos, como siempre, con el objetivo de hacer la vida más fácil y placentera a las personas. Por eso no se puede dejar en manos de cualquiera.
